jueves, 11 de julio de 2013

Un blanco disfrazado de negro

Recuerdo claramente cuando Mr.Obama asumió el poder en EEUU. Tanta gente en las calles, las impresionantes vistas de Washington DC mostradas en directo por la televisión, y el héroe, el candidato victorioso, Mr. Barack Hussein Obama a bordo de un automóvil saludando a la multitud eufórica.
Más que la toma del mando de un presidente, me recordó la ceremonia del Triunfo en la Roma antigua, la asunción de un nuevo Emperador, el general victorioso.
EEUU sigue siendo el Imperio central, el amo del mundo, el centro de la economía mundial, nos pese o no nos guste, y lo que pase en aquél país, necesaria y obligatoriamente nos debe interesar, y necesariamente nos afectará directa o indirectamente. Lo hayan conseguido a base de artimañas, violencia y dominación frente a los débiles, no interesa. ES el país más poderoso, militar, económica y políticamente. Aún.
Había esperanza al interior del Imperio. La oprimida clase media, que ya estaba sintiendo los efectos de la Gran Crisis financiera, veía en él la esperanza del cambio. Casi una década de mal gobierno con George W. Bush y sus “halcones” republicanos, habían arrastrado al país al descrédito mundial – aún peor que el tradicional descrédito internacional de EEUU – sumido al país en el colapso fiscal, las guerras sin fin, mientras los verdaderos problemas se acumulaban sin solución a la vista (El endeudamiento crónico, la inmigración, la pérdida de productividad, la deslocalización industrial, la cesantía, las tensiones raciales, la criminalidad, etc., etc. etc…).
En especial, la comunidad afroamericana, eternamente postergada, y asolada por la pobreza, la discriminación, la delincuencia y todo lo demás. El fin de la hegemonía WASP decían algunos. Es que Obama, hay que reconocerlo, tenía, y tiene, el don de la palabra. Destrozó a sus rivales republicanos en cuanto debate hubo, y les dio dónde más les dolía: la absurda política económica, y las mentiras que llevaron a iniciar la Guerra de Afganistán y la Guerra de Iraq. En suma, la llamada “Guerra al terrorismo” que en realidad, a esas alturas, ya nadie entendía cuáles terroristas o cuál guerra.
Para la historia quedarán todos los ciudadanos llorando de emoción en las calles de Chicago, en todas las cadenas de TV en directo, la esperanza, los vientos de cambio prometidos en aquel mitin de la victoria con Obama – Y su esposa Michelle – en su histórico discurso, su histórica victoria, en fin, todo era “histórico”.
Y bien… ahora todo ello es historia.
En algún video en YouTube sobre Obama, por aquellos días, escribí la frase que da por título esta entrada: “Un blanco disfrazado de negro”. Inmediatamente, varios usuarios de la red, en inglés, me replicaron con frases tales como “Debiste haber tenido una infancia muy triste” o “Resentido”. Me pregunto si ya cinco años después, con Obama en su segundo período, me dirían lo mismo.
Básicamente, Obama no cumplió ninguna promesa. No acabó con la guerra, no sacó a su país de la depresión económica, no frenó la fiesta de los grandes bancos (Inclusó los rescató, con dinero fiscal, para que decirlo), y la escasa “reserva moral” que aún le quedaba a EEUU, se ha agotado irreversiblemente. Todo lo contrario, mas que nunca, la pobreza, el desempleo y los errores financieros ahogan cada vez mas al otrora “país de los sueños”.
Peor aún, con las recientes filtraciones y revelaciones del espionaje gringo a todo el mundo – un secreto a voces, pero ahora ya es oficial – incluidos sus propios aliados, han rebajado aún mas la credibilidad de ya una débil posición “moral” ante los ojos del planeta. YA casi nadie confía en la política de EEUU, y bueno, lo único que le queda para mantener el mando, es el último recurso usual: la violencia y la guerra. El Imperio ya no es el motor económico del mundo. Desde hace tiempo que el eje industrial del planeta se ha ido desplazando a la “periferia”, con los BRICS asomando en el horizonte y la UE cada vez peor. Y nuevamente, el ascenso de Alemania como el salvador industrial y financiero de Europa.
EEUU aún es el país mas poderoso. Aún le quedan algunas industrias (Aparte de los armamentos), su impresionante red universitaria y de I+D, una población aún bien educada y muchos recursos naturales. Pero sigue siendo un país egoísta, que le niega servicios básicos a sus propios ciudadanos y los deja a merced de los chacales del mercado neoliberal. Pero aún está a tiempo de recuperarse. Pero evidentemente, los mandos del país están en manos de las personas equivocadas. La desesperación del capital financiero, los “halcones” y el complejo militar-industrial lo precipitan lentamente al final. Una caída lenta y agónica, tal cual como la vieja Roma. No veremos el fin de EEUU, pero si un cambio de fuerzas.
¿Porqué Obama no ha sido capaz? Simplemente porque NUNCA LO FUE. Se presentó ante sus electores como el candidato de la clase media, el hombre de las minorías, de la raza africana, del multiculturalismo. Y esa fue la gran campaña de marketing, no electoral.
Obama no es un afroamericano, del tipo que todos imaginamos. Su familia no desciende de esclavos negros, no nació en Alabama, no creció en Filadelfia con goma de mascar y basquetera feliz y escuchando hip-hop, su tío no era músico de jazz y su madre no nació en una finca empapada en blues. Él siempre ha pertenecido a una cierta élite, y nunca ha dejado de serlo. Independiente de los sentimientos que las minorías de EEUU pudieses sentir al ver su color de piel, él puede tener la piel negra, pero su alma es tan blanca y WASP como la de Bill Clinton o George Bush.
Obama no llegó a salvar al mundo. Dista mucho de ser un salvador. No es John Kennedy reencarnado en un cuerpo obscuro. Simplemente, es y ha sido, y seguirá siendo, otra marioneta mas atrapada en el duopolio Demócrata-Repúblicano, subyugado a los grupos de presión financieros y armamentísticos, y hará lo que a la verdadera élite financiera le conviene que haga: Nada.
¿Vientos de cambio? Todo lo contrario, Obama ha profundizado la presión militar sobre sus competidores, sobre los estados vasallos y sobre su patio trasero, o sea, nosotros. No reformará el sistema bancario, no acabará las guerras, no limpiará su ejercito de generales abusivos, no hará una verdadera reforma migratoria, no cambiará el trato despectivo con sus vecinos, aliados y rivales.
Quedan 3 años de su gobierno. Y el pueblo de EEUU seguirá dormido, aletargado y ciego de todo lo que ocurre fuera de sus fronteras. No luchará por un cambio de timón, seguirán creyendo lo que dice CNN y Fox News, y aceptarán gustosos que sus libertades sigan siendo cercenadas.
El capital no tiene patria. Simplemente florece dónde mas le conviene. Tal como abandonó los Paises Bajos, abandonó Inglaterra, o Alemania, abandonará EEUU y crecerá en ¿China? Y mientras Obama sirva, temporalmente, él se mantendrá en el mismo punto dónde está. El mismo punto dónde comenzó.