miércoles, 11 de noviembre de 2009

La destrucción de América



Puede que América no haya sido el verdadero paraíso terrenal, pero sin duda, estaba más cerca de serlo que el resto del mundo. Puede que no tuviésemos a Aristóteles, Platón o Séneca, pero teníamos a los científicos mayas, aztecas e incas, con su avanzado conocimiento de las matemáticas, las astronomía, medicina y agricultura.
¿Hasta donde pudo haber llegado nuestra amada América si Cólon hubiese zozobrado en el Atlántico?
Creo que nadie podrá saberlo nunca.
Partamos por la palabra “Descubrimiento”. ¿Descubrimiento de qué? Ellos nos habrán descubierto a nosotros, pero la gente de acá sabía perfectamente de su propia existencia. Si fuese al revés, y un navegante azteca enviado por Moctezuma hubiese fondeado su flota en Cádiz en 1492 ¿Aceptarían los europeos el mote de “Descubrimiento de Europa”?. Lo dudo mucho.
El egocentrismo de occidente nos ha hecho creer de que antes de 1492 no hubo nada en América. “América precolombina”, “Prehistoria de América”. Sin Cólon, en el pensamiento europeo, no existiríamos. Pero ahí estábamos, desde mucho antes.
América era un continente habitado por alrededor de 100.000.000 de personas, con culturas y civilizaciones en distintos grados de avance. Al igual que el viejo mundo, había pueblos muy desarrollados y otros muy atrasados. Teníamos estados centralizados, imperios, pueblos agricultores y pueblos nómades. Teníamos nuestros lenguajes, nuestras religiones, nuestros mitos y nuestras cosmovisiones. Nuestros reyes, caciques y líderes. Nuestra historia corría en paralelo a Europa, y probablemente hubiésemos tenido, al igual que ellos, nuestras etapas oscuras y nuestras épocas de gloria.
Pero había algo que no teníamos: las armas de fuego, y las defensas biológicas a las enfermedades del Viejo Mundo.
En menos de cien años, todo lo que América logró por si misma, se derrumbó. La población casi desapareció (La población disminuyó un 95% entre 1500-1600), los antiguos dioses fueron olvidados, los idiomas prohibidos y sustituidos. Las grandes civilizaciones fueron masacradas, los monumentos mutilados, los edificios derrumbados. Si fuese al revés, ¿Qué diría Europa? Si hubiésemos sido nosotros los conquistadores ¿Qué pensaría Europa? Si los aztecas hubieses quemado los palacios papales, y los Incas hubiesen violado y masacrado España ¿Cómo se sentirían? ¿Porqué ellos se creyeron con el derecho a “civilizar” a su imagen? ¿Se sienten orgullosos de su obra?
Porque si nos detenemos a pensar ¿Europa era mejor que América? ¿Más civilizada? Los dolorosos años de la conquista y colonia no fueron mas que un sin fin de masacres, epidemias, guerras y explotación. La barbarie la trajeron ellos, no nosotros.
Quitando las armas de fuego y el acero ¿En que nos superaban? Aparte de la guerra ¿Qué mejor desarrollo tenían? Ciudades abarrotadas y sucias, normas de higiene que rayaban en la inmundicia pura. Pero “civilizado” según ellos, y por lo tanto, un sistema que debía ser implantado sobre nuestra América.
Quinientos años después, no somos más que el hermano pobre de occidente. Nunca más América se volvió a levantar, y lo que somos ahora es sólo un intento de copia de Europa. Una Europa que se enriqueció, creció y se desarrolló sobre nuestra miseria. Una Europa culta, civilizada y moderna, pero que no reconoce que buena parte de lo que son hoy, lo quitaron a nosotros. Españoles, portugueses, franceses e ingleses. Unos antes, otros después, esquilaron nuestra América y se fueron, y nos dejaron las cenizas.
Pudimos seguir nuestro camino, y nos lo impidieron.
Si tan solo hubiésemos tenido la oportunidad, la podríamos haber aprovechado.
Aún hoy, creemos poder volver a tenerla.
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde; aunque no puedo dejar de recordar el pasaje final de “La misión”, en que el Padre Gabriel, moribundo, gemía su propio epitafio “Si el poder tiene la razón...entonces no hay lugar para el amor en este mundo... puedo ser, puede ser… No tengo fuerzas para vivir en un mundo así”.